La mujer penitente puede salvar vidas

La belleza de una mujer no radica en la apariencia física, en «verse linda» y coqueta en una foto de perfil; por el contrario, está en su capacidad de entrega a Dios y desasimiento a las cosas del mundo. Luego veo mujeres que se proclaman como «provida» que son evidentemente vanidosas. No sé qué defienden, parece que solo defienden a sí mismas para obtener popularidad, estoy seguro que así jamás ganarán la lucha.

A lo largo de la Historia vemos cómo las mujeres han sido un factor de cambio y de conversión, tanto que Dios se ha valido en gran medida de ellas para sostener a su Iglesia. Y para prueba hay varias santas que han sido clave para llevar los corazones a Dios y ninguna de ellas lo hizo buscando tener miles de seguidores, buscando verse atractivas, presumiendo cada día que despilfarran el dinero en maquillaje o descuidando a su familia por atender Facebook.

En primer lugar podemos ver a Santa María Magdalena misma que es la única santa señalada en el Martirologío Romano como penitente. Hay muchos muchos Mártires, Confesores, Obispos, Doctores o Virgenes, mas solo ella es llamada Penitente. Y hablamos de una mujer que llevó el anuncio de la Resurrección a los apóstoles. ¿Acaso puede tener un mensaje más importante que ella? A veces hay mujeres que piensan que tuvieran algo más importante que lo que dijo esta Santa Mujer y no se vea que sean precisamente muy penitentes.

«San Ambrosio dice acerca de las dos conversiones que, «en la Iglesia, existen el agua y las lágrimas: el agua del Bautismo y las lágrimas de la Penitencia» (Epistula extra collectionem 1 [41], 12)».(CCE 14, 29) Y en sus fotos de perfil se ven demasiado felices. Santa María Magdalena lavó los pies del Maestro con sus lágrimas, no se tomó «selfie» con un pañuelo azul, velo y cubrebocas.

Si la mujer, lejos de luchar contra el aborto y el feminismo con su vanidad, luchara con las armas de la penitencia, lograrían grandes cosas. Entiendo y sé que es lucha de todos, en ese sentido es obvio que también aplica a los varones el vivir una vida de penitencia sin caer en jansenismo, obvio. Y es que también hay que mencionar que muchos varones son amantes también del populismo, algunos de ellos bastante afeminados tanto que les encanta «la foto» y que les aplaudan por ser los «héroes provida». Mas lo que quiero destacar es el papel de la mujer que es aún más fundamental, importante y sobre todo íntimo.

La mujer tiene un gran poder que es atacado mediante el feminismo, la vanidad y la lujuria principalmente. Y ellas pueden ser el pilar fundamental para que el Sagrado Corazón triunfe. Hombres y mujeres somos diferentes, los varones tornamos nuestra vida más hacia el exterior, pero la mujer por naturaleza tiende más a lo interior. Es obvio que el demonio buscará alejarlas de esa interioridad para seguir dominando este mundo.

Santa María Magdalena por su penitencia mereció ser la portadora del anuncio de la Resurrección. Y este anuncio cambió el rumbo de la humanidad para que todos podamos llegar al Cielo.

Y así tenemos varias historias más de mujeres santas que gracias a su vida de piedad y penitencia han sido piezas fundamentales para la conversión de la humanidad entera. Tenemos por ejemplo también a Santa Isabel de Hungría, ejemplar esposa y madre de familia que se volcó a servir con humildad a los más pobres y llevó una vida de profunda penitencia. Y pudiendo ser «vanidosa» o presumida por su condición de princesa, se prefirió hacer una mujer pobre, penitente y caritativa, al grado de que puede ser llamada la mujer más grande de la Edad Media alemana.

Tenemos también el ejemplo de la gran Santa Teresa de Jesús quien invocaba la intercesión de dos santos penitentes: San Agustín y Santa María Magdalena. Dice la Santa: «Era yo muy devota de la gloriosa Magdalena y muy muchas veces pensaba en su conversión, en especial cuando comulgaba, que como sabía estaba allí cierto el Señor dentro de mí, poníame a sus pies, pareciéndome no eran de desechar mis lágrimas» (V 9, 2).

Y si vemos la obra de Santa Teresa de Jesús es inmensa y tan vigente hoy en día a pesar de que han pasado cinco Siglos es muy vigente. Una monja de clausura fue una pieza clave capaz de frenar el protestantismo en España a base de penitencia y de volcar su vida a Dios.

Yo solo puedo decir: «¿Qué haces mujer? ¡Sé lo que eres! Dios hizo todo bello, pero lo más bello en este mundo eres tú. Ve al Corazón de Jesús, tú no eres la protagonista de la Historia, mas tienes la capacidad de llevarnos a todos a quién sí lo es. En tu feminidad llevas impreso un camino que lleva al Cielo, mas si lo acallas, si te afanas en la vanidad y te empiezas a volcar a lo contingente, te haces daño a ti y a todos los que te rodean. Tu fidelidad, tu piedad y tu penitencia podrán salvar las vidas de los más indefensos y llevar muchas almas al Cielo».

AMDG

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